Volcaron varias toneladas de melocotones ante el consulado español en Perpiñan
Es otro episodio de la “guerra comercial” planteada por los agricultores franceses ante lo que consideran una competencia desleal de los productores españoles.

Agricultores franceses volcaron varias toneladas de fruta delante del consulado español de Perpiñán (sur), dentro de las protestas que han llevado a cabo en las últimas semanas por la mercancía que viene de España, que a su juicio hunde los precios.

Los manifestantes, entre los que se encontraban productores de fruta de hueso pero también viticultores, llevaron un remolque de melocotones a primera hora de la mañana y descargaron su contenido delante de la delegación diplomática, según indicó en su web el periódico “L’Indépendant”, que ilustró su información con varias fotografías.
Para finalizar su protesta, sobre el montón de melocotones, los manifestantes colocaron simbólicamente una bandera francesa.

Yves Aris, presidente del gran sindicato agrícola francés (FNSEA) en el departamento, dijo que la razón de ser de este gesto era “denunciar la competencia desleal de la fruta venida de España”, en declaraciones reproducidas por el periódico.

Se quejó de que esa misma fruta en España se vende a “un precio, digamos, razonable”, pero que la que se envía a Francia se comercializa a un precio que hunde el mercado y “eso no lo podemos aceptar”.

En la misma línea, se quejó de que el mercado francés sirve como salida para los excedentes españoles.

Por eso reclamó que haya “discusiones de Estado a Estado para salvar nuestras empresas. Es lo que venimos a decir, tranquila pero firmemente”.

No es un hecho aislado

Se trata de la cuarta acción de este tipo desde el comienzo del verano en el departamento de los Pirineos Orientales.
De hecho hace tan solo siete días los jóvenes agricultores de la región francesa de Vaucluse interceptaron un camión de fruta, que contenía melocotones, albaricoques y zanahorias de España e Italia en la carretera entre Orange y Piolenc y procedieron a vaciar su carga. Aunque no hubo que lamentar heridos, ya que el conductor del vehículo prefirió plegarse ante las amenazas de los agricultores, el incidente provocó importante daños económicos mientras que la Policía francesa, como casi siempre, no hizo acto de presencia hasta que el vertido de la fruta y hortalizas causó un atasco de tráfico, lo que les obligó a tener que intervenir.

Los agricultores franceses advirtieron que si no se hacía nada, su próxima acción sería todavía más espectacular, como finalmente ha ocurrido.

Como en otras ocasiones, la justificación planteada por los asaltantes fue echar la culpa a las frutas y hortalizas españolas de su mala situación. “Debido a estos productos importados, tenemos que mantener nuestra fruta en los árboles”, aseguraron los agricultores que intervinieron en el ataque.

Sin embargo, lo más preocupante es que lejos de ser una acción aislada ya han dejado claro que están dispuestos a radicalizar sus acciones contra los productos españoles. En este sentido, Bruno Bouche, Presidente de jóvenes agricultores de Vaucluse, ha asegurado a la prensa gala que “hemos pedido al prefecto una cita para tratar este tema, pero si no se hace nada, nuestra próxima acción será aún más espectacular”.

Cabe recordar que los eurodiputados españoles han urgido a la Comisión Europea a que intervenga ante el Gobierno francés para poner fin a los frecuentes ataques de agricultores franceses a camiones españoles que transportan fruta, en especial tras el hasta ahora último de estos ataques, que se produjo este en Perpiñán,

Desde principios de campaña

Desde que comenzó la campaña de fruta, a mediados del mes de junio, los agricultores franceses han venido realizando actos de protesta, algunos de ellos violentos, como cuando vertieron decenas de toneladas de melocotones, nectarinas y albaricoques delante de un supermercado de la ciudad de Perpiñán para protestar contra el aprovisionamiento con productos españoles a los que culpan de hundir los precios.

Uno de los participantes en la protesta, citado en la página internet del diario L’Indépendant de Perpiñán, denunció la llegada de género desde España sin que se haya fijado un precio previamente. “Los camiones —explicó— salen del lugar de producción y la negociación se hace mientras circulan”, lo que tiene como consecuencia que los importadores acumulan mercancía, “paralizan el mercado”, proponen precios muy bajos, y eso acaba por convencer a los distribuidores franceses, que les compran, en detrimento de la producción local.

En declaraciones al periódico, sindicalistas agrícolas franceses acusaron a los grupos de distribución de afirmar que sólo comercializan fruta nacional, pero en la práctica venden la española, sobre todo en las tiendas alejadas de las áreas de cultivo, donde creen que no tendrán controles de verificación. Y se quejaron de que “nuestra producción nacional se queda en los árboles o en las cámaras frigoríficas”.