Los nuevos tiempos requieren una adaptación progresiva de los sistemas productivos agrícolas para optimizar la eficiencia del uso de la mano de obra, de las maquinas y de los tratamientos fitosanitarios.
La fruticultura se enfrenta en los próximos años a un entorno con una menor disponibilidad de mano de obra, más cara y menos especializada y a la vez con unos precios percibidos por la fruta dulce lejos de los que serían deseables por los productores y unos requerimientos crecientes de calidad y sostenibilidad.
Este escenario requiere una adaptación progresiva de los sistemas productivos para optimizar la eficiencia del uso de la mano de obra, de las maquinas y de los tratamientos fitosanitarios. Este adaptación pasa inexcusablemente por disponer de sistemas de formación que conduzcan a formas planas, bidimensionales o 2D y por tanto accesibles tanto para las maquinas como para las personas. Y el disponer de estos sistemas, depende de su implantación progresiva, que a la vez está ligada a la disponibilidad de patrones de bajo vigor que posibilitan copas pequeñas y bidimensionales.
Este tipo de copa además de mejorar la distribución uniforme de la luz, por su pequeño tamaño, posibilitan árboles de volumen reducido, con poca madera estructural y por tanto más eficientes en el uso del agua, de la mano de obra, de los tratamientos fitosanitarios y más accesibles por máquinas y personas, mejorando a la vez el rendimiento de las operaciones como la poda, el aclareo o la recolección. Además y como efecto colateral, estarán bien adaptados a cualquier labor que en el futuro pueda a realizarse con robots, como el aclareo o la recolección.
Por supuesto que todas estas ventajas si cabe son todavía más interesantes en cultivos donde la recolección se mecaniza para su uso industrial como es el caso del olivo, del almendro o los cítricos. Desde Agromillora se ha desarrollado durante los últimos 25 años el cultivo del olivo en seto, una realidad incontestable en todos los países productores del mundo.
Un concepto de desarrollo similar se está realizando más recientemente con el almendro, gracias a la disponibilidad de patrones enanizantes como el RootPAC-20 del almendro y otros en cítricos, melocotonero, manzano y pistacho. En olivo y almendro, la recolección con máquinas cabalgantes supone una innovación destacable por su eficiencia, practicidad y no dependencia apenas de la mano de obra.
En definitiva el desarrollo de sistemas de formación bidimensionales, mecanizables total o parcialmente, pasa inexcusablemente por disponer de patrones de poco vigor y por el desarrollo de formación bidimensionales adaptados a la mecanización. Estos sistemas conducen a una mejor eficiencia en la utilización de inputs (mano de obra, maquinas, abonos, agua, etc.) y a una mayor sostenibilidad de las producciones, aspecto de suma importancia para la fruticultura del futuro.